El pan nuestro de cada día

Positividad tóxica
Personaje lojano

Álvaro Peña Flores

La crisis social que vive el país con las continuas masacres dadas en las cárceles, es el resultado de años de indiferencia por parte de autoridades, organismos sociales y ciudadanos en general por establecer planes que corten el problema de raíz. A estas alturas del partido, es obvio que la situación es insostenible para el gobierno, porque es muy difícil contratacar las mafias que por décadas se han fortalecido con la venía de los organismos de control y el generoso aporte de una sociedad fragmentada y disfuncional, por problemas de corrupción, desempleo, analfabetismo, educación precaria y una cultura arraigada al facilismo y al mercantilismo de la ética y la moral.

Los expertos tendrán ya el plan para mejorar la situación, el gobierno hará lo suyo, moverá fichas como de costumbre, y sus discursos emotivos serán solo peroratas que evocarán no sé qué, calmando las aguas de forma momentánea hasta que ocurra una nueva masacre que despierte la atención de todos los involucrados en este asunto de salud y bienestar público. Pero, ¿Qué hacemos nosotros los ciudadanos comunes frente a esta realidad desastrosa? ¿Cómo actúa un padre y una madre de familia para criar y formar hijos que aporten a la sociedad? ¿Cuál es la postura de un maestro o educador para orientar su enseñanza a disminuir estas brechas sociales? ¿Qué hace un profesional para ejercer su trabajo de forma honesta y apegada al bienestar colectivo? Me pregunto, ¿qué dirán los jueces administradores de la justicia frente a esta situación en la que están bastante involucrados?

Este problema es un asunto estructural y como tal hay que atacar desde la raíz, pasarán algunas generaciones hasta que podamos ver los resultados del trabajo que todos hagamos desde nuestro espacio, y si es que el trabajo empieza ahora. Si seguimos con la misma indolencia ante lo que ocurre a nuestro alrededor, las masacres se convertirán en el pan nuestro de cada día.

 [email protected]