María Fernanda Idrobo F.
Cumpliéndose, ya doscientos trece años del Primer Grito de Independencia, de lo que hoy es Ecuador, representado en aquellos años por la bota del bonapartismo. Se hace conmemoración a los patriotas del 10 de agosto de 1809 que se propusieron independizarse de España, comenzando todos los cambios sociales así. Los quiteños de entonces expresaban un sentimiento de libertad cada vez más intenso, que coincidió con la propuesta que se extendería por el Imperio español de redactar una Constitución que ampare los derechos de todos, pero además reflejaron el repudio generalizado a la política discriminatoria ejercida por una Corona anacrónica en nuestras tierras, siendo así como América Latina sacó las conclusiones pertinentes para todos los pronunciamientos que se apuntaron directamente a la independencia.
De allí el carácter germinal del 10 de Agosto, cuando se sembró el valor que más tarde produjo el fruto de la libertad. Solo cabe agradecimiento a quienes se arriesgaron a dar ese primer paso, pues esto despertó la conciencia cívica en varios países latinoamericanos, aún antes de haberse constituido en naciones libres y en repúblicas soberanas, contribuyendo a la independencia total de los pueblos de gran parte de nuestro continente.
Esta fecha debe ser recordada con unción por los ecuatorianos en todos los tiempos. Quito convertida en la capital de nuestra República soberana y democrática, gestó la iniciativa real de la Libertad, denominándose como “Quito, Luz de América”, reconociendo el derecho inalienable del pueblo a mantenerlo sin limitaciones y sin padrinazgo alguno. Patriotas, que sacrificaron fortunas personales y posiciones relevantes en la sociedad quiteña, lideraron la gesta independista con el respaldo del pueblo que se contagió del fervor y se entregó a la causa libertaria, teniendo la obligación de mantener este sentimiento de auténtico civismo en el pueblo, para mantener viva la acción de nuestros libertarios.