Lo que se quiere, lo que vendrá

Cecilia Chacón

Para la Comisión Económica para América Latina CEPAL, las expectativas de crecimiento para América del Sur se reducen en el 2023, (1.4%) en relación con el 2022 (3.2%). Esto significa desaceleración en la economía de los países, incluido el Ecuador.

Esto se debe al entorno internacional desfavorable, como la influencia mundial de la guerra de Rusia con Ucrania, políticas monetarias más restrictivas para América del Sur, depreciaciones de monedas locales, tasas de interés más altas, menor liquidez global, inflación, bajo poder adquisitivo en los ciudadanos, deudas públicas insostenibles, China como protagonista de las negociaciones comerciales, entre otras relaciones de impacto para los países.

Ni bien los países en América del Sur comenzaron con estrategias de reactivación económica después de la pandemia, las guerras y los impactos de las decisiones globales impactan directamente en la calidad del crecimiento de los países en este lado del mundo.

El gobierno ecuatoriano lo sabe; la política fiscal se evidenciará en el fortalecimiento de ingresos, a toda costa concretar las relaciones comerciales con los países que le den aliento para la comercialización de los productos estrella, subsanar las medidas para reducir el gasto público, reducir los impactos de las guerras entre mafias dentro y fuera de las cárceles y sobrevivir políticamente. Pero el gobierno tiene otros retos que sortear: la consulta popular, las elecciones seccionales y la Asamblea Nacional que juega a lo que titula la película la suma de todos tus miedos.

¿Qué le queda al ciudadano de a pie? Pues sin quitarle la responsabilidad el Estado en garantizar nuestros derechos, al ciudadano le queda creer que es posible tener un país donde podamos vivir con dignidad. Las abuelas tenían una máxima para hablar de los tiempos complejos: al pueblo le toca trabajar, porque solo así se lleva el pan de cada día a casa. Esperemos que este 2023 nos sorprenda gratamente en cada uno de los hogares ecuatorianos.