Informe presidencial

Carlos Arellano

El próximo 24 de mayo el presidente Guillermo Lasso deberá cumplir con su obligación de rendir cuentas. Indiscutiblemente el mandatario abordará su presentación manifestando el exitoso plan de vacunación que permitió al país eliminar las restricciones impuestas a raíz de la pandemia del covid-19. Pero, a más de la vacunación, ¿qué informará el presidente?

Lasso prometió generar dos millones de empleos en cuatro años, sin embargo, en poco más de 10 meses de gestión se generaron aproximadamente 85.000 empleos de calidad. En el 2021, el PIB creció el 4.2% en comparación al 2020. Comparado con el 2019 –año previo a la pandemia- se registra una caída de -3.6%. La creación de empleo de calidad y el crecimiento del PIB son dos indicadores que no reflejan que “la casa está en orden”.

A pesar de que el fisco registra mayores ingresos producto de nueva deuda, por un mayor precio del petróleo y por la mejora en la recaudación de impuestos asociada a la reactivación económica y a la vigencia de la ley tributaria, la dinámica pública no mejora: la ineficiente ejecución presupuestaria relacionada a la inversión en obra pública demuestra el desinterés del gobierno.

Para mejorar los ingresos, el presidente, a través de un decreto ejecutivo, dictó los lineamentos para incrementar la producción petrolera, es decir, a mayo de 2025 se deberá producir un millón de barriles diarios de hidrocarburos. Si bien se incorporó en el 2022 la explotación de un nuevo campo petrolero, la producción está estancada, entonces, su ofrecimiento se incumplirá.

Por otro lado, en su informe, ¿tendrá el señor Lasso la valentía de explicar que, desde su llegada a la presidencia, se registran cientos de personas privadas de su libertad que perdieron la vida en las masacres carcelarias? ¿A quién pretenderá atribuir las más de 1250 muertes violentas registradas a abril de 2022? ¿Culpará a Correa y a Nebot por la criminalidad que sacude al país?

Lasso durante 10 años buscó la Presidencia para tristemente reprobar en su primer año de funciones. Que la próxima semana el presidente exprese ante la primera función del Estado una serie de mentiras, lo convertirá en lo que él siempre cuestionó: un politiquero más, sin pena ni gloria.