La incertidumbre laboral ha ido en aumento a raíz de uno de los factores exógenos menos esperado y jamás vivido en el mundo, denominado COVID-19. Transformándose en una de las amenazas que hace frente a los mayores cambios estructurales dentro de las organizaciones. La salud y el bienestar organizacional junto con la imagen corporativa de las empresas, podrían situarse en una etapa controversial entre los trabajadores y sus derechos, junto con la realidad económica y social del entorno actual.
La mayoría de las empresas de servicios como el sector hotelero hasta antes del 14 de marzo de 2020 realizaban sus actividades cotidianas con normalidad, sin embargo, a partir de esta fecha con la emergencia sanitaria mundial por el COVID-19, han tenido que enfrentar una baja total de su actividad en función de su porcentaje de ocupación, por lo que forzosamente se vieron obligados a tomar decisiones inmediatas en temas de reducción de plantilla. Por lo cual, la búsqueda de soluciones urgentes y necesarias son evidentes, teniendo en cuenta que la salud y el bienestar psicológico de las personas debería ser el principal factor de cuidado en cada uno de nuestros colaboradores, desde una perspectiva empresarial.
Para ello, la aplicación de planes estratégicos, enfocados en la reorientación laboral del talento humano considerándose como objetivo principal, propiciar la superación de la inestabilidad que genera la pérdida de empleo y, la transformación de la crisis en una oportunidad de desarrollo profesional.