El ‘run run’ preelectoral

Juan Francisco Mora

En estos días se ha agitado el avispero político a consecuencia de las elecciones primarias previstas en el calendario electoral. De pronto, comenzamos a escuchar nombres de hombres y mujeres que podrían postular en la papeleta.

Es un interesante fenómeno el característico ‘run run’ preelectoral que lleva y trae los rumores sobre los hipotéticos candidatos, alianzas, afiliaciones, camisetazos y demás expresiones de nuestra política criolla.

En este contexto es oportuno destacar algunos conceptos que nos orientan al momento de formarnos una opinión propia:

Primero: El juego electoral es parte del sistema democrático y, en cualquier circunstancia, es mejor vivir en democracia que no contar con ella. Aunque imperfecta, la democracia nos permite la autodeterminación, el goce de libertades y derechos.

Segundo: Alguien tiene que ser candidato. Más allá de ejercer el derecho ciudadano a elegir y ser elegido, sin candidatos no habría elecciones y sin elecciones no habría democracia. No solo es importante quienes se postulan, sino también a quienes elegimos de entre todos ellos.

Tercero: Aunque nos parezca que hay demasiados partidos y movimientos políticos, estos son necesarios. No se trata sólo de debatir sobre la cantidad, sino de cuánto los ciudadanos que se vinculan a ellos los conducen con fines nobles y proceder ético. Sin partidos y movimientos políticos tampoco habría democracia.

Cuarto: Ser candidato no es excusa para ser ofendido públicamente. A todos nos corresponde el estricto respeto hacia la decisión de un conciudadano que decide ejercer su derecho a ser elegido, exponiendo públicamente su nombre y trayectoria.

¿No le gusta un candidato? Simplemente, no vote por él. Pero usted se equivoca si piensa que eso le otorga el derecho a ofenderlo y atacarlo. Peor si lo hace de manera anónima escondido detrás de una cuenta falsa en redes sociales.

¡Cuántas valiosas personas se abstienen de ser candidatos!, principalmente porque no están dispuestos a ser agredidos al fragor de la lid electoral. Y si esas personas valiosas no participan como candidatos, dejan el espacio vacío para otras que, quizás sin los mismos méritos y sanas intenciones, no se compliquen con la afrenta pública.

Siempre será oportuno reivindicar la democracia, la decisión de ser candidato, la necesidad de partidos políticos y lo vital que significa para nuestra comunidad contar con personas valiosas en la papeleta electoral.