El egocentrismo municipal

Carlos Arellano

En una de las extensas sesiones del Concejo Municipal de los últimos meses de 2023, la confrontación entre el concejal Gonzalo Callejas y la alcaldesa Diana Caiza representó un acontecimiento destacado. Callejas, desafiando a la primera autoridad de Ambato, vertió acusaciones sobre el caos que consume la ciudad. En su enérgica intervención, desatendiendo la advertencia del burgomaestre, acusó a la señora Caiza de encarnar el egocentrismo en la administración local.

Esta acusación, más que una mera injuria, revela una verdad ineludible: la Municipalidad de Ambato se ha transformado en la plataforma propagandística de la alcaldesa, quien ha convertido su gestión en una constante promoción personal durante sus apenas ocho meses al frente de la ciudad. ¿Ha olvidado la señora Caiza que la campaña electoral culminó hace ya varios meses y que las próximas elecciones aún distan en el horizonte? Esta es una práctica deshonesta empleada por otros alcaldes de ciudades como Quito o Guayaquil.

Este despropósito de utilizar los fondos públicos para autopromocionarse no se desvía mucho de las prácticas de ciertas cooperativas financieras denominadas ‘cooperativas indígenas’, que en un desafortunado manejo de los recursos de sus depositantes se convirtieron en canales de promoción de sus administradores. De esta manera, rostros del ámbito financiero cooperativo indígena han ganado prominencia en la región e incluso en el país, convirtiéndose en una manifestación lamentable del sector financiero. Incluso, el cónyuge de la alcaldesa, ligado estrechamente al sector cooperativista, permitió que diversas vallas publicitarias de una institución financiera fueran utilizadas por la excandidata, ahora investida como burgomaestre, para promocionar su propia imagen.

Las redes sociales del Municipio no han permanecido ajenas al derroche del erario cantonal: los fondos de los ambateños también se emplean para resaltar las escasas proezas de la administración municipal, intentando vender la idea de que la ciudad transita por tiempos más prósperos. Pero, la realidad revela una ciudad sumida en el caos de la informalidad, la inseguridad, la insalubridad, la falta de obras, los abusos y otras aflicciones más.