Diálogos vacuos

Diálogos vacuos
Pablo Balarezo Duque

“Cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña es la época que corresponde a ese lugar; no se extrañan los sitios, sino los tiempos.” Jorge Luís Borges. Siete bandas delincuenciales llenan las cárceles, disputan su control, son autores de sanguinarios crímenes en el mismo escenario. Deviene de un proceso educativo desacreditado, que únicamente sirve para fanatizar a la niñez, juventud y adultos con el criticado pensamiento del socialismo del siglo XXI. El Ecuador se ha convertido “en un país de tránsito de las drogas, pero, ya no solo es de tránsito, dolorosamente, es de consumo, consumo de quién, de niños, de jóvenes en escuelas y colegios.” Pensar en intermediación con métodos pacíficos es alternativa, que vencerá a la brutalidad. Imaginar que el diálogo entre iglesia, grupos evangélicos y amotinados dará buen resultado, es inadmisible. Jamás, el Estado puede estar sometido a intransigentes violadores de la Ley. A este desacertado principio el analista Jorge Ortiz comentó a The Associated Press, “la intención es buena, la ejecución parece altamente improbable, por lo menos en las circunstancias de debilidad del Estado en ese tema” y cuestionó: “¿con quién va a negociar? ¿con los jefes del cártel de Sinaloa? O, si logran identificar interlocutores locales en las cárceles, ¿esa gente va a ceder el control de las prisiones porque sí?” El señor Ramiro Aguilar, también refiriéndose a lo anotado, agregó: «Tiene que pacificar las calles porque las cárceles son el reflejo del conflicto de poder en las calles y entre bandas influyentes que controlan con violencia sus propias zonas. ¿Quién sería el interlocutor del Estado, quién sería el interlocutor de las mafias, los jefes locales o los jefes externos?” Si continúan los errores, reinará la ilegalidad.