Votar por valores

Orlando Amores Terán

Pedro Muñoz Seca en «La casa de la juerga» su sainete escrito en 1906, describe el comportamiento político, con una actualidad insuperable:

«Tengo un borrico canelo, más sabio que un profesó, con orejas de ministro y ojos de gobernaó. Rebusna como si fuera diputao ministerial, y se come hasta el pesebre, como cualquier concejal. Yo quisiera que a mi burro lo sacaran diputao, porque otros siendo más burros a ese puesto ya han llegao. Pero temo que de serlo vaya a quedarme sin él, porque como allí habrá tantos no lo voy a conocer».

Ante la descomposición institucional que nos afecta a todos, debemos aprender a votar por valores, no por partidos. Debemos votar por quienes protegen la libertad, la vida, la familia, las tradiciones, la cultura, la restauración ética de la sociedad. Entendamos que los cambios sociales, no los impulsan los partidos políticos. Éstos, mientras sean financiados por el Estado y se constituyan en feudos personales donde es inexistente la democracia, son organizaciones interesadas en repartirse las funciones del Estado, para detentar una cuota del poder, desde la cual ejercen presión para lograr sus propósitos particulares, en el mejor de los casos.

Lo normal desde la década infame 2007-17, es que estén vinculados a organizaciones criminales, dedicadas a saquear los recursos de los países, a través concesiones gangsteriles, endeudamientos innecesarios, a altas tasas de interés, pagados a precios congelados, con recursos naturales, por los que los «líderes» de los partidos, reciben «comisiones». Quienes impulsan los cambios sociales, son las personas que se transforman en luz y en sal para la sociedad. Las personas que tienen la entereza de proponer y asumir actitudes en beneficio general, que no rebuscan argumentos para justificar su inacción cobarde.

El pueblo que no es capaz de honrar el civismo, está lleno de inmundicia, porque asesina la reputación, de su propia gente.

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