En muchas ocasiones hemos escuchado que la familia es el núcleo de la sociedad, parece una frase trillada pero el comportamiento de sus miembros es el perfecto termómetro de lo que está pasando en el mundo.
Es por ello que, cuando hablamos de corrupción, violencia sexual, estereotipos y demás factores que afectan el comportamiento social, debemos mirar lo que está sucediendo en el núcleo familiar.
Lamentablemente la pobreza juega un papel crucial en la desintegración familiar, podemos ver que en el área rural y en las ciudades con índices altos de desempleo nos encontramos con familias totalmente desintegradas, es decir, la mayoría de sus miembros no se desarrollan dentro de su seno, por el contrario, adolescentes que viven solos o con parejas.
Según estudios el 75% de los jóvenes de estrato social alto han vivido en un solo grupo familiar, mientras que únicamente 60% jóvenes de estrato social bajo han vivido en un solo grupo familiar, cifras que ratifican la tendencia, en los sectores pobres y vulnerables la estructura familiar es bastante irregular.
Más allá de la estructura de la familia, misma que ha mutado con los años, es importante entender su significado, en palabras simples y sencillas cuando hablamos de familia nos referimos a: unión, convivencia, fortaleza, vínculo, pilar, amor, entre otros. No es coincidencia que la familia sea la institución más antigua de la humanidad, y ésta se convierta en origen de la sociedad.
“La familia suministra a la sociedad personas sanas o enfermas, formadas o sin formar. De ahí la vital importancia de su protección, por parte de los poderes públicos, de la empresa y de cada uno de nosotros.”
Trabajemos conjuntamente en el fortalecimiento de las familias, en la integración de cada uno de sus miembros, en donde los valores y principios sean desenterrados, resucitados y se conviertan en los escudos protectores de la sociedad.