Un fragmento

Diana Luzuriaga

Me siento singularmente inspirada para compartir con ustedes un fragmento escrito por Manuela Sáenz hace 200 años, en su diario personal “Los señores generales del ejército patriota, no nos permitieron unirnos a ellos, mi Jonathás y Nathán sienten como yo el mismo vivo interés de hacer la lucha, porque somos criollas y mulatas, a las que nos pertenece la libertad de este suelo”. Se refería a la negativa que recibieron ella y sus amigas de participar como soldados en la Batalla del Pichincha, por no contar con el permiso de su padre o esposo (pese a todo el apoyo que habían brindado a la causa desde sus inicios).

Por su parte mujeres igualmente valerosas y firmes en su consigna de libertad como Nicolasa Jurado, Inés Jiménez y Gertrudis Espalza, tuvieron que hacerse pasar por hombres para intervenir como soldados. En algunos textos y sitios web relatan que el 24 de mayo de 1822 Manuela combatió activamente, sin embargo, de acuerdo a cartas de la heroína no fue así. Pero ella nunca desistió, al contrario, fortaleció su espíritu y sin egoísmo, ni resentimiento, ayudó desde donde le fue posible. Hasta que en 1824 llegó su momento, convirtiéndose en leyenda como soldado del ejército patriota en Ayacucho.

La intención de relatar estos sucesos tiene dos objetivos fundamentales, el primero resaltar la importancia de la identidad y el sentido de pertenencia para fortalecernos como individuos y como sociedad, fíjense en las palabras de Sáenz, orgullosa de quien es y tiene claro el concepto de bienestar común. Y el segundo, destacar la fuerza femenina que debe resurgirnos a las ecuatorianas en la búsqueda de días mejores, luchando activamente contra lastres sociales como: la violencia, corrupción y la delincuencia.

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