Traición al pueblo

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Una vez más, el correísmo traiciona al pueblo, y este siente la frustración por la acción soterrada al ser engañado por asambleístas de la Revolución Ciudadana al pretender regalar amnistías a prófugos de la justicia y procesados por ella; como es el caso de Patiño, Correa y compañía.

 Una parte del pueblo ecuatoriano les otorgó por última vez el voto de confianza, creyendo que está vez iban a cumplir el mandato popular, que es legislar a favor del pueblo y no de cuarenta pillos que han tratado de evadir la justicia. Aquello tiene asombrado a todos que rechazan rotundamente esta vil traición, con la honesta conciencia de gente buena de este país que confió en ellos.

No es de extrañar que sea la asambleísta Paola Cabezas la primera abanderada de esta vergonzosa y nefasta tarea en buscar el perdón para estos prófugos de la justicia, demostrando su inmoralidad al mentirle al pueblo, que esta vez sí iban a trabajar en beneficio de la seguridad y de la creación de mejores oportunidades, etc., y que no  pasaba por su cabeza ayudar a sus compañeros de fechorías; cabeza que solo está llena de abundante cabellera, que debería trasplantarla para que le filtre el conocimiento, la verdad y no el cinismo. Igual que la señora Pierina Correa, quien prometió al pueblo no buscar amnistías ni juicio contra esa extraordinaria Fiscal de la nación, por haber sindicado al prófugo de la justicia.   

El pueblo, decepcionado una vez más de estos farsantes trinqueteros, está optando por retirar su confianza a Cabezas y su gavilla. Pues está consciente que fue engañado y, siendo éste corto periodo de transición, se debería aprovechar al máximo en considerar los más urgentes problemas del pueblo en materia de seguridad, aumentando las penas para sancionar de forma ejemplar, quitando las medidas sustitutivas a los vacunadores, extorsionadores y terroristas, y guardarlos por buen tiempo fuera de los ciudadanos de buen vivir.

El pueblo cree que Correa, Alvarado, Duarte y Bernal, etc., deben someterse a la justicia del país y devolver lo robado. Hasta que el pueblo razone y califique su voto, que Dios nos ampare.

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