El escritor y dramaturgo británico Oscar Wilde, hijo de intelectuales de buena posición económica, tuvo inconvenientes sociales debido a su homosexualidad, aunque “no terminó de salir del closet”. Este intelectual se enamoró del hijo del poderoso marqués de Queensberry, quien acusó al poeta de sodomita y Wilde lo denunció. Se pelearon los compadres y se aclararon las verdades. Este poderoso aristócrata fue el primero en organizar y fijar las reglas del boxeo moderno y durante décadas, los púgiles se enfrentaban según “las reglas del marqués de Queensberry”.
En Ecuador las peleas y embrollos políticas relacionados con el poder y el dinero y este último como principal protagonista, también cuentan con reglas que no se cumplen porque continuamente son violadas o manipuladas.
El presidente está en graves problema que él mismo se ha buscado por creer que manejar el país, era como gerenciar una institución financiera donde además era el dueño, allí, en cualquier rabiata, puedes ofender, denigrar o incluso echar a la calle a funcionarios que no hacen lo que se les ordena.
En el servicio público es diferente, peor aún con una Asamblea desprestigiada que quiere destituirlo con cualquier pretexto, apoyándose en “reglas” hechas dentro de un gobierno totalitario y abusivo con el agravante que funcionarios de ese gobierno de catorce años de duración, incomprensiblemente siguen en sus cargos o han sido reciclados; grave error que le puede pasar una factura muy alta al presidente y a la mayoría del pueblo que votó en contra de la prepotencia con impunidad, con la esperanza de un nuevo rumbo con otra gente.
Las advertencias hechas desde múltiples sectores, no han sido escuchadas, se ha minimizado el aguacero hasta que el lodo ya le llega al cuello. Pregunto: cuando aparentemente ganó la elección anterior ¿con quienes aspiraba gobernar…?, si algunos funcionarios del ministerio de salud, educación o energía, etc., trabajaban para el gobierno que él criticó. Incoherencia o pacto.