Polarización y barbarie

Karla Estrella Mejía

Karla Estrella Mejía

Uno de los enemigos de la actual sociedad ecuatoriana es sin duda la polarización ideológica, que ha logrado dividir y distanciar integrantes de diversos sectores, gremios de profesionales, movimientos sociales y políticos, la propia academia, y hasta la misma familia; haciendo relucir un sentimiento de pertenencia a dos nociones fabricadas por las grandes maquinarias propagandísticas; el correísmo y el anti correísmo.

Esta polarización ha generado caos en vez de consensos, diferencias en vez de diálogos, insultos en vez de propuestas; pero sin duda, ha sido la democracia la más afectada, pues sin desmerecer el valor que tienen las opiniones ciudadanas, hoy nos encontramos en un punto en el que pareciera que vale más el nivel y tono de un discurso, que los fundamentos que lo respaldan, propiciándose un desinterés total por parte de la ciudadanía, que se acostumbró a justificar los medios para llegar al fin deseado, ya sea por el odio o fanatismo a cada una de esas nociones.

Lo ocurrido el viernes 5 de abril en la Embajada de México, en donde lamentablemente nuestro país irrespetó el derecho internacional, y con ello, los pactos sociales que vienen intrínsecos; no solo responde a un sentido de rebeldía contra la ley, sino que refleja la decadencia de nuestra sociedad, que ha vivido momentos de barbarie como las masacres carcelarias y otros sucesos que nos han puesto en el ojo internacional como un país poco civilizado, en donde la ley y la seguridad jurídica no tienen importancia cuando se trata de conseguir un fin específico. Pero, ¿cómo el gobierno puede hablar de erradicación de violencia? Cuando son sus acciones las que violentan la soberanía de otro país y con ello la misma ley.  Hoy se discute si el fin puede justificar los medios, pero siendo básicos en la lógica, la cuestión de análisis sería la siguiente: si no respetamos las leyes, ¿cómo pretendemos respetar los derechos más básicos de los ciudadanos?

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