La presencia de microplásticos en los lugares más recónditos del planeta, al menos 7 islas formadas de acumulación de plásticos de los océanos, presencia de microplásticos en los animales marinos, terrestres y hasta dentro del ser humano, bautiza a esta era como el PLASTIOCENO.
Usted puede pensar que en el aire no hay microplásticos, pero lo cierto es que se ha comprobado que las grandes islas de plásticos desprenden ftalatos y bisfenoles, lo mismo ocurre al introducir un plástico en el microondas o cuando se expone al sol una botella de agua cualquiera (se deja en el vehículo), además estudios reportan la presencia de algunos ftalatos en maquillaje, perfumes, shampoo, desodorantes, talcos y demás similares de uso diario. En resumen, estamos conviviendo con los componentes del plástico en el agua, tierra y aire.
De forma general se puede decir que los ftalatos son sustancias químicas añadidas al polímero para aumentar la flexibilidad del plástico y los bisfenoles son en cambio las sustancias añadidas para endurecer el polímero. ¿Ha mirado usted recipientes plásticos que dicen “Libre de BPA”? pues se refiere a esta sustancia que en el tiempo se han comprobado sus efectos y relación con diversas enfermedades. Ambas sustancias son reconocidas como disruptores endócrinos.
Parece que el mundo sigue sin alarmarse lo suficiente por la presencia de microplásticos, a pesar que están en la sangre, placenta humana, leche materna, por esta razón las investigaciones se han volcado a identificar las enfermedades directas causadas por la presencia de microplásticos en el cuerpo humano, entre estas están la obesidad, cáncer, alcoholismo y hasta un reciente estudio los relacionan con la Depresión mayor causada por el desequilibrio de neurotransmisores.
Reducir el consumo de plástico, principalmente el plástico de “uno solo uso” es urgente.