Pasaron las elecciones

Mesías Mestanza Solano

Mesías Mestanza Solano

Sin duda alguna, los procesos electorales son ejercicios de democracia genuinos; sin embargo, dado el gran número de partidos políticos, movimientos y agrupaciones sociales que aspiran a ser electos con candidatos propios, lo que a la postre se consigue es dividir al país, y si no se toman las cosas con madurez política, lo que queda es resentimiento y malestar.

Por mala costumbre y pésima práctica política, los perdedores se pliegan a la oposición con la esperanza de que el triunfador se equivoque en sus decisiones para poder justificar su posición y hacerle creer al país que sus electores también se equivocaron.

Al momento, debido a la pandemia, a la corrupción generalizada, a la falta de seguridad, nuestro país está en terapia intensiva; las actividades comerciales no solo están disminuyendo, sino que han desaparecido, ya que nadie quiere arriesgar capital, precisamente por la falta de seguridad.

Esta vez, si todos los ecuatorianos no empujamos el vehículo en el mismo sentido, es decir, en el sentido de la reactivación, del trabajo, de la paz, en uno o dos años, estaremos como nuestros hermanos venezolanos.

Se dice que el pueblo nunca se equivoca; entonces, respetemos la elección,  arrimemos el hombro camino al progreso. No dejemos que se desangre el país, porque ya se oyen voces de los agoreros del desastre, que con sus traumas y frustraciones tratan de encontrar errores en nuestras autoridades, para tener el pretexto que dé paso a las movilizaciones, cuyo resultado es la paralización del país en desmedro de todos los ecuatorianos.

Ya es hora de madurar políticamente, cambiando el odio, la venganza, el revanchismo, por el trabajo conjunto en beneficio de todos. Vivimos en un país de oportunidades, no las dejemos pasar. Cierto es que hemos atravesado dificultades y experimentado desgracias… para muestra, un botón… el resultado de la consulta, en virtud de la cual ya se crearán impuestos para obtener dinero para el desmontaje de la infraestructura petrolera.

¡Qué desgracia!

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