Nutrir el alma 

Adriana Ormaza Cuenca

¿Cuál es el precio de olvidar que el alma también se nutre? ¿Talvez la violencia, inseguridad e injusticias sean resultado de esta carencia? Varios autores como Gabriela Mistral (1889 – 1957) nos transmiten que la transformación social es posible a través de la educación.  

Una de las poetas más notables de la literatura chilena e hispanoamericana. Considerada una de las principales referentes de la poesía femenina universal, Premio Nobel de Literatura para un autor latinoamericano en 1945. Fue una educadora que enseñó las primeras letras a los pueblos de América Latina.  Recorrió casi todo el continente para enseñar a los niños, campesinos, obreros, hombres y mujeres indígenas. Inventó métodos de enseñanza, creó la escuela nocturna para trabajadores, organizó las bibliotecas ambulantes y las enriqueció con miles de títulos en poco tiempo. 

 

Demostró el poder transformador de la educación. Es paradójico que hoy cuando la educación formal pareciera haber llegado a un alto porcentaje de la población, las injusticias y la violencia sigan expandiéndose. Hemos olvidado que no solo es necesario llenar las mentes sino también nutrir las almas. Educar va más allá de transmitir conocimientos, debe rescatar aquello que nos ennoblece y nos hace más humanos. Recuperemos el verdadero sentido de educar, lograr un mejor futuro, producto del mejoramiento del ser humano. 

 

Rescatemos una educación integral que contemple  espacios para los divinos ocios de los que hablaba Platón, la buena poesía, literatura y el arte en general. 

Como propuesta de la Escuela de Filosofía Nueva Acrópolis en Santo Domingo, se abre CafeArtes, un espacio al público para compartir la filosofía, el voluntariado, el arte y la suave caricia de las bellas palabras, destellos del alma a los que llamamos poesía.

Nueva Acrópolis Santo Domingo