Geomara Rodríguez de la O
La Vicepresidenta, si bien no es de mi agrado, debido a las astronómicas diferencias filosóficas y de sistema de creencias, en su rueda de prensa logró conseguir mi empatía.
Y es que, en carne propia, les puedo decir que la política aún es vista como cosa de hombres. Cuando las mujeres políticas demostramos tener carácter, los otros recurren al cuento, al boicot y a decirnos que tenemos el ego muy alto con el fin de que no nos “alcemos”.
La pregunta que todos nos hacemos es ¿Qué de cierto hay en cada acusación a la Vicepresidenta? Simplemente, no lo sabremos porque no hay una denuncia formal. Lo que sí han conseguido los “hombres” de quienes ha salido cada comentario es desprestigiar y tejer una narrativa alrededor de su figura de autoridad.
Revisando el pasado del Presidente en sus acciones como “hombre”, noto que se vuelve a repetir la misma actitud violenta que tuvo con su exesposa. A quien después de serle infiel y al no conseguir que ella fuera sumisa, la ha perseguido con más de 19 juicios. Así es, cuando el niño Presidente no consigue lo que quiere, te persigue con todo el poder que detente. Aun si eres la madre de su primogénita.
Ayer vi a una mujer con mucha madurez, valentía, resiliencia e inteligencia emocional. Vi a una mujer agotada pero fuerte de espíritu, vi a una Vicepresidenta muy estratégica, y eso me emociona.
Permitir que una mujer que ostenta un cargo de elección popular sea separada del mismo, porque se incomoda el hombre que lidera, es parte de los problemas estructurales y culturales de nuestro país; nuestra historia política lo confirma.
Y es que mientras el gobierno de Estados Unidos anunció y autorizó la salida del personal no esencial del gobierno estadounidense en Israel, tanto en Jerusalén como en el consulado de Tel Aviv, “debido a la impredecible situación de seguridad en Israel”, el Gobierno de la República del Ecuador envía a su vicepresidenta, la primera mujer más importante del país.
Luego de este análisis hecho desde otra perspectiva, espero que usted ya sea capaz de ver la violencia ejercida contra las mujeres políticas. Mujeres que no debemos caerle bien o pensar como usted para merecer respeto y quienes, por supuesto, no tienen por qué abandonar el cargo o agachar la oreja porque a un hombre no se le da la gana de comunicarse.
La misión Tel Aviv nos convoca a todas las mujeres, porque hoy es el acto violento más visible de toda una nación.