Madre: ¿símbolo universal?

Adriana Ormaza Cuenca

Adriana Ormaza C.

Del griego “méter”, el sánscrito “mátar”, el armenio “mair”, el irlandés “máthir”, el antiguo alemán “mouter” y el inglés “mother” todas con el mismo origen y significado “mater” y “matriz”.

En culturas antiguas, la madre era vista como la fuente primordial de vida y creación, venerada como creadora, nutridora, protectora y sanadora.

En la mitología griega, Gea era la madre de todos los seres vivos y la creadora de la naturaleza. Su fertilidad y poder para dar vida simbolizaban la generosidad y la abundancia del mundo natural.

En las tradiciones egipcias, la diosa Isis era adorada como la madre divina que otorgaba vida, protección y sabiduría. Su papel como madre de Horus, el dios del sol, reflejaba su poder para nutrir y guiar el crecimiento espiritual.

Aunque la madre es comúnmente asociada con la creación y la nutrición, también se le ha atribuido un aspecto oculto y poderoso. En la mitología hindú, Kali es una deidad feroz y destructiva que representa la fuerza primordial y la liberación del ego y símbolo de transformación y renovación.

La diosa sumeria Inanna, como fuerza creativa y destructora, era tanto la diosa del amor y la fertilidad como la reina del inframundo, mostrando la conexión entre la vida y la muerte. 

En las tradiciones indígenas de América, la Madre Tierra es reverenciada como una figura protectora y sanadora que nos provee de sustento, curación y sabiduría. Esta conexión íntima con la naturaleza es una expresión profunda de la relación entre la madre y sus hijos, basada en el cuidado mutuo y el respeto por la vida.

¿Podríamos considerar a la madre un símbolo en común con las diferentes culturas? ¿Reconocer el simbolismo de la “madre” podría permitirnos reconectar con nuestras raíces como humanidad, desarrollar nuestra generosidad y conectar con la vida?

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