Jugada correísta

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

El solo hecho de nombrar correísmo en el Ecuador es sinónimo de traición, cinismo, oportunismos, mañosería, traicioneros y pícaros, etc. Estos personajes con aquellos calificativos jamás buscan el bienestar del pueblo, sino su beneficio personal; se aprovechan del poder para argüir soterradamente que trabajan en beneficio del pueblo, pero se dibujan de cuerpo entero lo que son y lo que buscan. 

El grupo de los ‘40’, cual rebaño amaestrado en la Asamblea Nacional buscan afanosamente generar reformas legales para traer, entre otros a su ‘pastor’ con cara de su inconfundible hipocresía y cinismo; pretenden hacer creer a la población que estas reformas van en beneficio del pueblo; si el pueblo no es el que ha robado al Estado; pues ya están identificados legalmente quienes se llevaron los sobornos de Odebrecht, los 1.500 millones de dólares de la ‘refinería del Pacífico’, los millones de la reconstrucción de Esmeraldas y Manabí y los millones de los negociados petroleros, pretenden reformar el Código Integral Penal en lo que a ellos les conviene, es un descaro sin nombre; arreglan entre gallos y medianoche sus reformas, mientras el pueblo confiado se distrae en carnaval, estos pícaros estaban maquinando cómo hacer retornar a los prófugos de la justicia, es decir, volver a infectar al país con aquella plaga que significa ser ladrón de cuello blanco.

El pueblo se está enterando que los correístas están proponiendo una revisión legal de las sentencias ejecutoriadas, para que puedan ser revocadas por otros organismos internacionales que nada tienen que hacer con los fallos judiciales ecuatorianos, y mañosamente también endilgan dicha responsabilidad a la Corte Nacional de Justicia, la cual ya cumple su función como máximo tribunal de justicia del país, de acuerdo a su fuero legal y la norma constitucional, lo que buscan con esta reforma es dejar impune los delitos comprobados y sentenciados.

Hasta que el pueblo conozca las perversas pretensiones correístas, que Dios nos ampare. (Continuará…)

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