El hombre y el cosmos 

Gabriel Villalva Cassanello

Gabriel Villalva Cassanello

 

Cuando hablamos del ser humano, lo relacionamos con su entorno y naturaleza social, entonces descubrimos el desafío que a lo largo de la historia ha representado el ejercicio de la convivencia, en los mitos griegos se habla del nacimiento del hombre, dejando en claro que hay un elemento que no recibe de parte de los dioses y ello es justamente el arte de la política, debe entonces ir en busca de esa sabiduría, descubrirla por cuenta propia.

Es en ese ejercicio de búsqueda y gradual descubrimiento, en el que aún nos encontramos, buscando cuál será la mejor forma de relacionarnos, organizarnos y tomar decisiones. Tal Vez la diferencia más importante entre la búsqueda que realizaron los pueblos de la antigüedad y nosotros en la actualidad, es que ellos, tenían una referencia, se sentían parte de una realidad que les superaba y les abarcaba, esa realidad la podemos entender como Cosmos, entonces es fácil entender cómo de manera natural va a ser el objeto de estudio y reflexión sobre el cual las mentes más brillantes van trabajar. En el Cosmos, van a observar los objetos físicos, pero, además, van a descubrir que estos objetos que percibimos no se manifiestan ciega y caóticamente, van a percibir, descubrir y en muchos casos entender ese orden, surgen entonces las formas geométricas, los números y las ideas como los grandes modeladores de esa realidad sensible.

De ahí que en el seno de estas culturas, especialmente de aquellas que lograron encontrar respuestas eficientes a las problemáticas sociales, como las grandes civilizaciones, encontramos una visión de la política fundamentada en la comprensión de estas leyes de la convivencia, como expresiones de ese orden que está presente en todas las cosas, y si lograron consolidarse como tales, fue justamente en la medida que lograron esta concepción, es justamente cuando el orden social desciende al nivel de los intereses personales de las estrecheces de la conveniencia  cuando empiezan las decadencias y los oscurantismos.

Nueva Acrópolis Santo Domingo