Luis Reyes Arteaga
Vivimos momentos difíciles en Santo Domingo. La inseguridad se está tomando las calles de nuestra ciudad. Estamos en un momento en donde al parecer la delincuencia entra como “Pedro en su casa” a nuestros hogares, negocios, espacios privados.
Perdimos hace mucho tiempo la tranquilidad de trabajar en paz, de caminar libremente por las calles, por las veredas, por nuestro barrio, sin preocuparnos de que alguien nos vaya a atacar. Se está vulnerando el derecho constitucional de nuestra libertad, al ver que el Estado Central, responsable de la seguridad interna y externa, no hace nada.
A veces considero que el Gobierno no hace nada de manera intencional, creando un ambiente de inseguridad, de temor y miedo para que la gente no salga de sus casas y por ende no salga a las calles a protestar por las malas decisiones del gobierno.
Mi sospecha de lo intencional es fácil de entender: No hay recursos para seguridad, la policía está desmantelada, no tiene vehículos, equipamiento, etc. Hubo un Ministro de Gobierno que se dedicó solo a reprimir a quienes reclamaban sus derechos en las calles y no atender las necesidades reales de una población que exige seguridad.
La institución cuyo lema es “Servir y Proteger” está muy lejos de cumplirlo y no precisamente porque quienes integran la institución, sino porque desde el Gobierno Central no se les ha dado los recursos que requieren para poder operar. Si no hay un entendimiento sobre seguridad, y no se genera un plan que permitan hacer un proceso de reestructuración a los organismos de seguridad, no lograremos conseguir la paz y la tranquilidad que necesitamos.
Me pregunto: ¿Hay Gobernador en la provincia? ¿Cuál es el Plan de Seguridad? El GAD Municipal no siendo su competencia está haciendo los esfuerzos económicos para poder dotar a la ciudad de vehículos, cámaras de seguridad, mantenimiento de cámaras del ECU911 y el Gobierno ¿qué está haciendo?.
La ciudadanía se está cansando y lo que está pasando es que se empieza a armar y esto se convertirá en justicia de mano propia. ¿A eso queremos llegar?