Falsa soberanía

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Tratar de engañar a los ecuatorianos con teorías políticas anacrónicas y falsas, afirmar que no se debería aceptar la ayuda que nos ofrecen los países hermanos en las diversas formas, por el hecho de ser extranjeros, sería negar la influencia de Simón Bolívar, que fue gravitante en las luchas por la independencia del Ecuador y América.

Están plenamente identificados quienes piensan así, y fueron los mismos que propusieron la última Constitución a su medida para sacar la base de Manta, que tenía controlada la ‘danza’ de la droga con sofisticados aparatos de detección, con aviones no tripulados, lanchas veloces  y equipos modernos de comunicación.

Decir que al recibir ayuda militar extranjera es perder soberanía o lesionar la dignidad, esto es un falso nacionalismo que cínicamente lo vociferan; en el fondo están conscientes que toda ayuda de buena fe es necesaria. Estereotipar la presencia militar o recibir 20.000 mochilas y equipos de comunicación para la defensa del crimen organizado y el narcotráfico es solamente querer curarse en sano de lo que ellos hicieron en el pasado, y existen pruebas que recibieron millones por gobiernos amigos y hasta hoy no han podido justificar aquel dinero que era para solucionar los problemas del terremoto ocurrido en el 2016. Sin embargo, jamás dijeron nada cuando Tony el Suizo armaba en el Ecuador algunos puentes colgantes para ayudar en el fenómeno de El Niño en 1998.

Sería absurdo que venga mi hermano o mi vecino a brindarnos ayuda cuando hemos sufrido un flagelo y, por falsa modestia, no reciba el apoyo brindado. Hoy estamos conscientes del flagelo y la guerra interna declarada por los narcotraficantes y el crimen organizado, más aún con las arcas fiscales en acefalía; no obstante, la mayoría de asambleístas insensibles, egoístamente no quieren arrimar el hombro para aprobar leyes urgentes que sirvan para mantener a la Policía y Fuerzas Armadas en la calle, luchando contra los enemigos de la patria. 

El pueblo racional, que es la mayoría, exige al Presidente recibir toda la ayuda posible de países amigos para posibilitar la seguridad ciudadana. Hasta que entiendan que ayudar a otros no es perder soberanía, que Dios nos ampare.

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