Entre rimas y realidades

Lenin Sánchez Espinosa 

Lenin Sánchez Espinosa

Son ciertas situaciones en la vida las que nos permiten encontrar una salida. Con esto quiero decir que estamos obligados a no quedarnos de brazos cruzados y, en peor de los casos, con sentimientos ahogados.

¿Cómo pretendemos dar un giro a nuestras vidas si no estamos organizados? Lo que estamos es caotizados. Entender que el cambio empieza por uno mismo es mejorar y dejar el cinismo con el que muchas veces actuamos. Nos acostumbraron a las dádivas, y qué mal nos ha hecho. Todo queremos regalado, puesto que papá Estado tiene la obligación de darme todo subsidiado. Sí, es verdad, la capacidad del administrador de nuestro país es suministrar, pero con coherencia. Vamos viendo lo que nos dejaron como herencia: despilfarro, corrupción, robos, vacunas, asesinatos, violaciones, autoridades cuestionadas y muchas procesadas…

Vergüenza es lo que debemos sentir, pero muchos se enorgullecen de las obras que se caen a pedazos. Por qué taparse los ojos y no aceptar nuestra realidad, veamos la verdad y razonemos. Muchos ya lo hayan hecho, la intención es que lo hagamos todos, aunque de a poco de todos modos.

Fueron tan perversos que nos enseñaron a odiar, a insultar, a estar divididos, a restar, a cuestionar y de paso a que muchos dejen de pensar. ¡Ojo, prohibido olvidar!

Para mí lo pasado es un cheque cancelado. Por lo que más quieran, demos la vuelta la página y empecemos a escribir nuestra historia, pero en base a nuestra realidad. No seamos fantasiosos, escribamos con buena letra para sentirnos más adelante orgullosos.

Qué mejor legado que tener la oportunidad de ser parte inherente de un proceso de cambio. Lo sé, muchos somos las bases de este país. Al menos yo me cansé de agachar la cabeza y seguir comiendo maíz. Ecuador espera de nosotros, hagamos eco de su llamado, sus fuerzas se están agotando y mucha sangre se está derramando. Pongamos un alto, se está viendo cambios en las calles, aunque no es igual que la tranquilidad que hay en las montañas y valles. 

¡Empecemos de una vez por todas! ¡Ecuador nos llama y el presente nos reclama!

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