Entre lo digital y lo real

Adriana Morocho

Adriana Morocho

En la actualidad, con la era digital a la que estamos expuestos, nuestras vidas están cada vez más entrelazadas con la tecnología. Los teléfonos inteligentes nos han proporcionado acceso instantáneo a información, entretenimiento y comunicación en cualquier momento y en cualquier lugar, generando una preocupación creciente sobre el impacto de su utilización excesiva, resultando un gran impacto en la salud mental, siendo imprescindible tratar esta problemática como resultado del uso desmesurado del celular.

No se trata de oponerse a las nuevas tecnologías, ya que nos brindan una gran comodidad y eficiencia en nuestra cotidianidad, ni mucho menos negarse a la innovación en un mundo en donde los términos más comunes hoy en día son la inteligencia artificial, el metaverso, etc.

La gravedad de la problemática radica en que la utilización de los teléfonos inteligentes, acarrea consecuencias negativas para la salud mental, el bienestar emocional, rendimiento académico o laboral, o relaciones interpersonales; volviéndonos más propensos a caer en el ciclo interminable de desplazarnos por las redes sociales, consumir contenido irrelevante y distanciarnos de las experiencias y relaciones significativas que enriquecen nuestras vidas, desembocando incluso en la capacidad de establecer y mantener relaciones significativas con otras personas.

El excesivo apego a los smartphones trasciende límites, llegando a una verdadera “estupidez humana”, ha llegado a afectar la calidad de vida de las personas y el tejido social de tal manera, que es imperativo tomar medidas preventivas para mitigar esta problemática, reconociendo la importancia de un equilibrio entre la tecnología y las interacciones humanas para el bienestar general.

En contraste, la utilización regular del dispositivo se caracteriza por un uso adecuado, equilibrado y controlado con la pantalla del celular, pudiendo aprovechar al máximo las increíbles oportunidades que nos ofrece la tecnología, sin dejar de olvidar nuestros orígenes gregarios, reconociendo las ventajas de la tecnología en la contribución positiva al mundo que nos rodea.

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