Mesías Mestanza Solano
En materia política, las elecciones son procesos institucionales en virtud de los cuales los electores asumen la gran responsabilidad de elegir con su voto a los candidatos de su preferencia, quienes ocuparán las dignidades políticas resultantes de la máxima expresión democrática.
El país tiene algunas interrogantes: ¿sabemos elegir? ¿Acaso ya comenzamos a estudiar a los candidatos inscritos? Ya es hora de que los votantes hagamos conciencia de nuestra responsabilidad en las próximas elecciones, porque las anteriores resultaron un fracaso, con honrosas excepciones.
Es el momento de reflexionar, de analizar a cada candidato en relación con su entorno social, laboral, político y, sobre todo, en relación con sus valores, su conducta y su nivel educativo. Tengamos presente que el mejor candidato no es quien más grita, sino quien presenta las mejores propuestas, las mismas que a la vez, deberán ser creíbles y no producto de la demagogia.
En fin, los votantes seremos los responsables del destino de nuestro Ecuador, que a lo largo de la historia ha sido maltratado por los malos gobiernos que han preferido satisfacer las aspiraciones de sus partidos políticos, sin importarles el país.
Me cuesta creer que hayan olvidado las elecciones de nuestros ex asambleístas que resultaron un fiasco; por supuesto, no se puede decir aquello de todos los elegidos, ya que sí hubo unos cuantos rescatables.
Bien, con la experiencia que ya tenemos, no volvamos a equivocarnos. El país no soportará una mala elección. Hay muchos ecuatorianos a quienes les da lo mismo un candidato que otro, en el sentido de que todos van a lucrar, pues sostienen que la corrupción es la regla y la honradez la excepción.
El éxito de un proceso electoral depende de muchas circunstancias, entre ellas la calidad del candidato, en la que primará la preparación política, su seriedad, honradez y probidad.
El voto tiene que ser razonado, consciente y responsable, porque con él, estaremos decidiendo el futuro de nuestro Ecuador.