Henry Basurto Jimbo
Las tendencias conducen a que no solamente la tecnología se vea involucrada en los cambios, sino que todas las esferas deben acomodarse a lo que exige el desarrollo de nuestras sociedades, que van avanzando en un abrir y cerrar de ojos. El derecho, como tal, viene sufriendo cambios respecto del reconocimiento de ciertos derechos que antes simplemente eran considerados como delitos, y ahora son plenamente exigibles su cumplimiento o reparación en caso de ser violentados.
Nuestros órganos de justicia se encuentran con las más amplias limitaciones de interpretación de los derechos, por cuanto, mantener el tabú intacto y la polémica viva, hacen que el administrar justicia sea todo un reto. Me refiero, en este caso, a los asuntos polémicos que actualmente atraviesa nuestra sociedad, de la cual, mantenerse conservador alegra a algunos y mostrarse liberal satisface a otros.
Desde 1940, el derecho a nivel mundial debió aceptar que los derechos humanos deben estar implícitos en las legislaciones, toda vez que de ellos nacen libertades inherentes a los hombres y mujeres que conviven en la sociedad, bajo el orden y el control de la ley, so pena de incumplimiento, dado que traería consigo una sanción. Sin embargo, precisamente por esas libertades, se ha dado a ciertos derechos interpretaciones sin límites que, a la postre, terminarán aniquilando la conciencia.
El control del pensamiento y aún de las acciones se encuentra limitado por los valores morales intrínsecos de cada uno, los cuales se han ido construyendo con el devenir de los años, así como a través de las formas en las que nos hemos enfrentado a las pruebas que nos ha ofrecido la sociedad. El pensar y las creencias depende de cada uno, sobre todo la obligación mantener intactas las razones por las cuales se permanece apegado a un principio, con el objeto de evitar que el libertinaje se convierta en un derecho.