Debate de la energía nuclear

Oliver Briceño

En estos últimos días se ha intensificado el debate acerca del uso de energía nuclear. Desde Bruselas ha llegado la propuesta de considerar como energías verdes en la Unión Europea a toda aquella energía que sustituya al carbón y emita menos de 270 gramos de dióxido de carbono (CO2) por Kilovatios/hora, y siempre que sean solo una medida de transición a energías completamente renovables.

La sola idea de considerar a la energía nuclear como una energía “verde” resultaría descabellada. Lo primero que se le vendría a la mente a cualquiera es el terrible caso de Chernóbil, en 1986, en dónde el desastre nuclear se cobró la vida de 31 personas, pero afectó a miles de ellas más debido a la radiación. O el más reciente, el accidente nuclear en Fukushima, en 2011, tras un terremoto de 9,1 grados, en dónde no hubo muertos causados por el desastre nuclear ni repercusiones en la salud a largo plazo según expertos de la OMS, al desactivarse tempranamente los reactores de la central nuclear.

Lo cierto es que la tecnología de las nuevas centrales nucleares es inmensamente superior a las antiguas centrales como la de Chernóbil, tecnología de hace casi 40 años, y resulta menos contaminante en cuanto a emisiones de CO2 que, inclusive, la energía solar o eólica.

En cuanto a muertes por accidente y contaminación está muy a la par de las renovables, causando 0.07 muertes por Teravatios/hora, incluidos los muertos causados por el desastre de Chernóbil. Experimentos de un cambio radical al uso de energías renovables no han sido del todo satisfactorios.

En algunos países de Europa, se han visto obligados a usar energía procedente del carbón, que contaminan 273 veces más que la energía nuclear, debido a que las renovables no abastecen la demanda de energía. Con todo lo mencionado, no parecería tan descabellado considerar a la nuclear como una energía de transición hacia las renovables.

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