Rogelio Morales Cattani
Cuando los adversarios políticos en algún momento están dispersos, no siempre es porque han roto relaciones, generalmente es porque se están reagrupando.
Cuando en un campo de batalla, (o campo político), se perciben diferentes tipos y colores de “carpas” o “tiendas de campaña”, puede ser una señal de organización y diversidad, esto también lo emplean los “grupos de poder” disfrazados de “partidos políticos”. Actualmente, no es que se respete los resultados o el pensamiento ajeno, o que cada quien ocupa la “tienda de campaña” o “carpa” de su preferencia, ahora los sabidos/das pretenden cambiarse de “tenderete” dejando las camisetas verdes flex o azul, para cambiarse a las “tiendas de campaña” color lila que lucen cómodas y están de moda.
Otros siguen en el “campo de batalla” (territorio nacional) usando múltiples camisetas y banderas de diferentes colores, Pachakutik, por ejemplo, tiene una bandera multicolor que les permite pactar con cualquiera.
No soplan vientos de paz, más bien es el recreo, o la calma en forma de silencio, utilizan para retomar fuerzas y “atacar” con más firmeza, no los problemas sociales, sino las arcas fiscales. No están de retirada, están evitando enfrentarse con la justicia y, para eso, no importa a quién deben adular, con quién deben negociar y a quién deben amedrentar o eliminar.
Quienes viven de recuerdos del pasado, de las orgías del poder (y de las otras), están inquietos y nerviosos por las consecuencias que tendrán los abusos cometidos y los latrocinios aún no juzgados y como no son “una mina de oro o máquina de imprimir billetes”, si sus decisiones ya no favorecen a grupos irregulares, corren el riesgo de quedarse sin buena parte de sus benefactores.
La abundancia de dinero es un arma de doble filo, corrompe fuera y también dentro de las organizaciones, donde comienzan a asomar “soldados” que no están de acuerdo con ciertas decisiones, o privilegios de pocos, porque también quieren ser parte de la “mesa grande”.