Bienvenidos a la pesadilla 

Ruby Mena Melo

Ruby Mena Melo

Muestra un mañana sin glamour: cine donde el mundo solía ser destruido por una gran catástrofe, o la degeneración de la sociedad en sistemas. Los totalitarios convierten la existencia humana en algo despreciable. Historias que nos muestran este dolor son llamadas distopías. Tal futuro, incluso si no nos gusta, todavía es posible. ¿O ya lo vivimos?

El origen de la palabra distopía viene determinada por el ensayo de Thomas More, Utopía, donde se presenta un mundo demasiado ‘bueno’ como para ser cierto, donde el gobierno es justo y eficiente. Así pues, su antónimo vino siendo la distopía.

Estas suelen ocurrir en una situación próxima, riesgo para nuestra humanidad. Algunos de ellos muestran el mundo interior, nueva tecnología de la información o ingeniería genética que conduce a una sociedad donde no se reconoce la libertad individual. Otros la suelen describir como las terribles consecuencias de un desastre planetario puede ser causado por humanos, como una epidemia, que ya fue postura vivida tras el Covid-19.

Si alguien nos hubiese dicho hace cinco años que a partir del 2019/2020 no íbamos a poder salir a la calle sin una mascarilla porque hay un virus muy peligroso pensaríamos que está loco. Pero la realidad siempre supera a la ficción

Desde la caída de la Unión Soviética (URSS), el mundo se ha alejado de la utopía, el capitalismo de hoy se ve peor que el período 1948–1975.

Las libertades y derechos que garantizan las democracias formales, cada vez se ven más cercadas por la verdad, la tecnología, que en principio permitiría un mayor acceso al conocimiento, es también elemento de confusión y de sometimiento ideológico.

Aunque los autores de distopías nos den una imagen negativa del futuro, lo que quieren es que el lector tenga una reacción positiva respecto a la sociedad que se les está presentando. Creer que nuestra realidad no es tan mala como pensábamos, por ende, conformarnos y agradecer por lo que tenemos. Un conformismo alejado de lo posible y lo probable.

Platón decía que la distopía nos señala la situación más indeseable para la humanidad, y la pregunta continúa siendo: ¿Aún no llegamos a esa situación indeseable para la humanidad? ¿Acaso esta palabra siempre estará un paso más delante de nosotros por más desastroso que sea el panorama?

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