Rogelio Morales Cattani
Con los últimos escándalos que se han producido en nuestra sufrida patria, “metástasis”, “purga”, “león de troya”, etc. etc., presenciamos con estupor cómo, cambiando ciertos detalles, son los mismos escándalos de siempre (dinero) que se han actualizado y modernizado. El perjuicio al Estado, el robo, el despilfarro y la fanfarria solo han aumentado y se han actualizado porque existe más dinero y más gente que quiere ser millonaria robando.
“Asumamos”, por un momento, que en negociaciones limpias, ningún empresario o funcionario público de elección popular o de nombramiento directo se haya beneficiado de “un solo centavo” del Estado y que todos los que han vendido o comprado a nombre del Estado lo han hecho de forma transparente, porque son “monjitas de la caridad” o fieles discípulos de Gandhi. Lastimosamente, no es así, porque por más que la elocuencia de los pillos sea grande, las dudas sobre ellos son mucho más grandes.
“Asumamos” que los “iluminatis criollos”, costeños, serranos, orientales o galapagueños, trabajan con sentido de patria y que los encargados de negociar nuestros recursos, hayan sido gente que no ha cambiado su nivel de vida (en lo económico). “Asumamos” que nadie en ningún organismo del Estado se beneficia o vende información privilegiada para que otros (y ellos) se vuelvan millonarios.
“Asumamos” que varios exfuncionarios ecuatorianos que viven en el exterior huidos de la justicia “de gana” o “por las huevas”, que otros que se han acogido a cooperar con la justicia de EEUU se hayan declarado culpables, o guarden silencio, que en estos casos es lo mismo.
“Asumamos” que de un momento a otro y por influencia divina, cambian su chip y declaran todo lo que realmente saben. Ese día, el Ecuador va a ser otro y se realizaría la mayor revolución de la historia, aquella que cambie la moral y la ética de uno, o varios grupos delincuenciales que no se han llevado el país, solo porque no tiene ruedas.