Verónica Narváez Terán
En el afán de determinar la concentración de plomo en la canela importada utilizada en la fabricación de productos alimenticios en nuestro país, se han puesto en marcha diversas investigaciones que abarcan no solo esta especia, sino también otras de relevancia. Hoy, la mira está puesta en varios productos que podrían contener concentraciones de plomo que excedan las normativas de este metal pesado que, al igual que sus similares como arsénico o cadmio, tiende a acumularse en los organismos, desencadenando a mediano y largo plazo problemas de salud preocupantes.
Aunque han transcurrido varias semanas desde la revelación de esta investigación, es necesario recordar que existen estudios de muchos años atrás que nos invitan a replantear la forma en que nos alimentamos, cómo podemos potenciar los nutrientes de los alimentos y reducir el riesgo de contaminación. Todo nos lleva a la conclusión de consumir productos orgánicos, ya que no solo es una medida de precaución frente a la exposición a metales pesados, sino también una elección que respalda la salud personal y la del planeta.
De manera complementaria, es fundamental que como consumidores estemos informados; no obstante, más allá de la conciencia, resulta crucial respaldar la producción sostenible. Asignar un valor económico al esfuerzo de cultivar alimentos orgánicos reconoce el trabajo de los agricultores comprometidos con prácticas respetuosas con el medio ambiente. Impulsar y participar activamente en ferias sostenibles se presenta como una oportunidad tangible de apoyar directamente a los productores locales y promover un sistema alimentario más ético y sostenible. Además, la elección de consumir alimentos locales no solo reduce la huella de carbono asociada con el transporte de productos, sino que también fomenta la conexión con nuestra comunidad y contribuye a la economía local.