Henry Basurto Jimbo
Los ecuatorianos sabemos que los problemas que cada uno atraviesa en su día a día no se van a solucionar de la noche a la mañana con la posesión de un nuevo presidente, sabemos muy bien que la responsabilidad patriótica de mejorar nuestro país y aún del futuro que dejamos a las nuevas generaciones corresponde a cada uno, interiorizando qué cosa debemos mejorar individualmente e inclusive hacer un ejercicio de mea culpa cuando identificamos aquellas cuestiones que en lugar de ayudarnos, nos hunden.
Es importante tener en cuenta que cuando se crean esas garantías y oportunidades desde los altos mandos, el común denominador de los ciudadanos se siente con la capacidad de proyectar un camino para alcanzar sus metas, las cuales de plano genera un efecto dominó de quienes le rodean, beneficiando a todos y cada uno de quienes le han acompañado en ese camino. Claro, eso depende mucho de cada ser humano, ojalá este beneficiario no sea un mezquino.
Ecuador requiere de los mejores elementos humanos para salir del subdesarrollo, requiere que cada uno haga su trabajo de la mejor forma posible, requiere que cada uno tenga claro sus valores morales, puesto que con ellos se marca un límite de lo bueno y lo malo, de lo que es importante hacer en beneficio del colectivo, de lo que se debe dejar de lado para que en una suerte de conciencia social las y los ecuatorianos nos ubiquemos en el sitio que nos corresponde, recibiendo lo que cada uno merecemos.
Pelear esta batalla requiere también de acuerdos, de aquellos que lleven a la unidad nacional, de aquellos que dejen de lado el revanchismo, ya sea estos de cualquier índole, requiere que estos acuerdos no dejen en la impunidad crímenes de cuello blanco o de la corrupción, requiere que cada uno de los intervinientes, tenga ese sentir de patria, infundiendo en los objetivos y proyectos una respuesta ante el clamor popular.