A propósito de emergencias 

Luis Reyes Arteaga

He leído estos días como las redes sociales se han invadido de noticias acerca de fenómenos que denotan, desde la creencia de las personas, posibles desastres naturales

 

Los temblores en el norte del país que ocasionaron daños materiales, el pez remo más grande encontrado en Santa Elena, la mujer fantasma vista por un taxista en la noche, entre otros.  Todos estos fenómenos más allá de las creencias o no, me llevan a pensar si el terremoto del 16 de abril de 2016 nos dejó lecciones aprendidas.   ¿El país está realmente preparado para enfrentar cualquier fenómeno natural? ¿Qué pasa si hay un desastre natural? ¿Tenemos listo nuestro maletín de emergencias? ¿Cómo anda eso de la gestión de riesgos en el Ecuador? 

  

Considero que, de darse un desastre natural, no estaríamos preparados y seguramente nos agarra de bajada.  Ya no tenemos secretaría de riesgos, las acciones de riesgo se han centrado únicamente en la prevención del COVID e inundaciones (cada invierno). 

 

El Gobierno Central, los Gobiernos Seccionales, los organismos de gestión de riesgos y la ciudadanía en general debemos estar listos por si un fenómeno natural (terremotos, temblores, erupciones volcánicas, inundaciones) aparece.  

 

A pesar de que el terremoto del 2016 mostró las deficiencias que tenemos como Estado para enfrentar los fenómenos naturales de esta dimensión, aún me sigo preguntando: ¿Existe política pública para enfrentar posibles desastres naturales? ¿Existen recursos asignados por el Gobierno Central a los Gobiernos Seccionales para la prevención de riesgos? ¿Qué estamos haciendo como sociedad para enfrentar estos posibles desastres naturales? 

 

Por otro lado, ¿Qué estamos haciendo desde los ciudadanos y ciudadanas para contribuir a la prevención de riesgos?  Somos corresponsables y por ende debemos tomar medidas urgentes. 

 

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