Burocracia

Gabriel Villalva Cassanello

Entendemos por “burocracia” al conjunto de actividades y trámites a realizar para resolver un asunto de carácter administrativo, pero, por lo general, se convierten en obstáculos. Muchas veces esta carrera es suficiente para acabar con la voluntad de quienes terminan por abandonar los trámites o realizarlos al límite casi de su capacidad económica, de tiempo o paciencia.

Toda empresa o institución requiere del trámite necesario que permite formalizar un proceso, pero en las instituciones públicas nos encontramos con un fenómeno diferente. Mientras los trámites en la empresa privada son los mínimos necesarios, en las empresas e instituciones públicas pareciera que alguien estuviera justificando su salario en la formulación de nuevos trámites y documentos.

Es un vicio, el que la actividad que puede ser realizada por una persona, termine dividida en tres, cuatro o cinco, con tal de generar más puestitos para el amigo, el familiar o el compromiso político. ¿Por qué en las empresas e instituciones públicas no se trabaja con la misma mentalidad que en las privadas? La respuesta es simple, porque el dinero que manejan, sus recursos, no son propios, no los han generado en el esfuerzo cotidiano de ofrecer un bien o servicio. El dinero que reciben es público, es decir, nuestro, quienes de una u otra forma pagamos impuestos; y los reciben mediante asignaciones establecidas.

Seguramente habrá excepciones, pero, es impresionante comprobar cómo, instituciones culturales gubernamentales, por ejemplo, hacen tan poco con todo lo que reciben, claro, siempre está la queja de la falta de presupuesto, cuando un porcentaje fijo del mismo, se gasta en salarios, que no son los básicos. Entonces: ¿Por qué no se trabaja de tal manera que se justifique ese salario, abandonando la comodidad del escritorio, dejando de lado la soberbia a quien demanda documentos, deponiendo la actitud pretenciosa de un cargo y asumiendo realmente su rol que no es otro que el de Servir.

Nueva Acrópolis Santo Domingo