¿Y si hay narco candidatos?

El financiamiento del narcotráfico a algunos candidatos, de las próximas elecciones, no puede caer al despeñadero de la incertidumbre silenciosa cómplice. Las toneladas de droga incautada delatan un escenario electoral en peligro de infectarse por el crimen organizado y la narcopolítica. Situación que requiere de una investigación periodística prolija, continua y regular de millares de hojas de vida de postulantes, sus nexos y cuentas bancarias, pero, además, de la institucionalidad total del Estado: Fiscalía, Contraloría y superintendencias.

Un operativo policial realizado en Manabí el año pasado involucra a un candidato para la alcaldía de Tosagua relacionado con la construcción de pistas clandestinas de avionetas para el traslado de droga —según lo publicó El Diario manabita, información que luego amplió y difundió el asambleísta Fernando Villavicencio—. ¡Y qué decir de los desmanes y rivalidades para la inscripción de candidaturas y la protección individual exigida para unos 50 mil aventureros de los votos! ¡Cómo no notar una defensa a sangre y fuego apadrinada! O, ese mensaje amenazante con disparos de bala y motos de sicarios frente al domicilio del denunciante.

Nada fácil, pues ahora el narcotráfico tiene el mando en varios espacios y sectores ya impenetrables del país. Su dinero, tal vez, ingresa a manos llenas por cualquier ruta y lavandería sobre todo del perfil costanero. Es inevitable para muchos sentirse desconectado de las estadísticas de muertes violentas y la realidad de la extorsión a comerciantes. La demagogia politiquera llega a ofrecer hasta una isla para encapsular presos y sicarios —como en los tiempos del incorruptible Eliot Ness para derrotar a Al Capone y la isla de Alcatraz para encerrar a los violadores de la Ley Seca, del Chicago de los 30—.

La tarea de depurar candidaturas hasta ahora no está bien hecha ni por los movimientos y partidos políticos. Ni por el Consejo Nacional Electoral de su lado. La impunidad de la justicia, la inequidad, el autoritarismo, la inmoralidad de jueces y la destrucción del tejido social son un reflejo de la naturaleza del narcotráfico activo en muchas partes del país. No obstante, lo narco en el factor electoral cambia muy rápido: de acciones disruptivas que influyen en los actores políticos a acciones violentas cuyo objetivo final busca acumular más poder y dominar la toma de decisiones junto a las élites. ¡De terror!

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@kleber_mantilla