Usted puede ser el próximo

Siempre me ha gustado conversar con los taxistas. Creo que tienen una visión muy interesante sobre la dinámica de las ciudades y el acontecer nacional. Las conversaciones pueden ser de lo más variadas; desde hablar sobre el último partido de Barcelona, el discurso de algún político o el alza en los precios de la gasolina y los alimentos. Me parece que entablar una conversación con ellos, es una buena forma de tener un “termómetro político” y medir cómo se sienten desde su profesión, desde su trabajo en la calle.

Precisamente esta semana tomé un taxi para ir a mi casa. Ricardo, a quien le calculo unos 50 años, era quien conducía y, tras indicarle a dónde iba, empezamos con la conversación: “¿Cómo va la cosa?”, “Bien estimado, dándole para adelante y preocupado por la inseguridad del país, tengo miedo”. Seguimos compartiendo experiencias propias y de conocidos sobre robos, identificando las zonas más problemáticas de la ciudad. Llegué a mi destino, pagué el valor acordado y al despedirnos dijo: “Estimado, cuídese mucho, mire siempre a todos lados, Dios no quiera que le roben o le pase algo peor; tal como están las cosas, usted o yo, podemos ser los próximos”.

Tiene razón y no exagera. Si usted, estimado lector, todavía no ha tenido una experiencia cercana con la delincuencia, parecería que es tan solo cuestión de tiempo para que usted o uno de sus familiares, sea la próxima víctima. No me siento cómodo diciéndolo e imagino el dolor que deben sentir quienes no solo han perdido sus pertenencias materiales, sino los que han tenido que llorar la muerte de quienes más quieren; pero es la realidad. Puede ocurrir dentro o fuera de su propia casa, en su ciudad de nacimiento o en cualquier otra en la que esté de visita; no hay un lugar seguro en todo el país.

Creo que ya es hora de aceptar que el país está de rodillas ante la delincuencia, el narcotráfico y las mafias. Es claro que el Estado no puede competir logística y económicamente con el poder de la droga y sus sicarios. Por eso, antes de salir encomiéndese a Dios o al santo de su preferencia, pero muy especialmente, abrace el doble; hoy ya no es seguro que regresemos con vida a casa. Lamento decirlo, pero Ricardo, el taxista, no se equivoca: usted puede ser el próximo.

@ItaloSotomayor
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