¿Pactar con el diablo por gobernabilidad?

Ugo Stornaiolo

Al presidente saliente Lasso le fue como le fue por no pactar con correístas y socialcristianos. La RC hasta le ofreció a Noboa un “apoyo legislativo”. Pero, la política ecuatoriana sigue siendo “el arte de tostar granizo”, como decía hace mucho el expresidente Andrés F. Córdova.

Pero ¿se puede confiar en los correístas? La respuesta es no. Desde que iniciaron conversaciones con sus aliados naturales, los socialcristianos, quedaron claras las intenciones: impunidad para los sentenciados de la década perdida y deshacerse de esa piedra en el zapato que es la fiscal Salazar, a quien el expresidente Correa -tan activo en X-, ataca a diario.

La telenovela para enjuiciar políticamente a Diana Salazar sigue. Rafael Correa le respondió a Daniel Noboa con un tweet luego de que el Presidente electo dijera desde EE. UU. que no apoyará ninguna iniciativa en ese sentido y que respalda la labor de la funcionaria.

Noboa dijo: «necesitamos proteger a personas como ella que trabajan duro contra las organizaciones criminales que operan en el país». Correa le respondió “no Daniel, así no. La democracia, la justicia y la moral no ‘protegen individuos’, sino principios, el debido proceso y la verdad. ¿Es tan difícil?». Al otra vez candidato socialcristiano a la presidencia de la legislatura, Henry Kronfle, se le “chispoteó” que el juicio a la fiscal no era parte de la negociación con el correísmo. Pero el exmandatario le respondió con un jalón de orejas. Está claro: el correísmo va por Salazar (y Jaime Nebot no ha dicho ni pío).

Si el presidente Daniel Noboa quiere gobernar, debe tener una coalición sin pactos ni malas intenciones bajo la mesa (algo que ya han hecho los correístas y socialcristianos en las últimas legislaturas). Si falla el chantaje, viene la conspiración.

Lasso no supo, no pudo, ni quiso tender puentes con los grupos políticos (más bien los dinamitó). La consecuencia fue su salida anticipada del poder y posibilidades ciertas de pasar al olvido. Grupos políticos y sociales están listos para mover la alfombra al nuevo mandatario (el Pol Pot de Cotopaxi, Leonidas Iza, ya amenazó con acciones).

Noboa tiene poco tiempo para solucionar temas de empleo, seguridad y las crisis energética, hospitalaria y carcelaria. Pero, requiere acuerdos legislativos incondicionales -no impunidad- y formar un bloque sin correístas ni socialcristianos, si no el fantasma de la conspiración volará desde el primer minuto de gobierno. No es posible pactar con el diablo para asegurar gobernabilidad.