Traición a la Patria

Paco Moncayo Gallegos

Son muy graves los hechos que sacuden estos días la conciencia nacional frente a denuncias que deben investigarse de manera seria, profunda e imparcial, por los organismos competentes. Se trata de la presunta vinculación de personas cercanas al Presidente con la mafia albanesa; del archivo, supuestamente por influencia política del proceso de investigación y su calificación como reservado; de las acusaciones en contra de Hernán Luque, al frente del directorio de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas (EMCO) por designación del Ejecutivo, entre otras.

A esto se suma el informe del Frente Parlamentario Anticorrupción que señala que la red habría iniciado su operación en el Gobierno de Rafael Correa, continuado con Lenín Moreno y, luego con Guillermo Lasso a quien se le hizo conocer del asunto; la información presentada por Luis Verdesoto, exsecretario de Políticas Públicas Anticorrupción en torno a posibles redes de corrupción en las empresas del Estado, sobre la que el Presidente habría solicitado que no sea entregado a las autoridades pertinentes; y, la denuncia de Anderson Boscán sobre la supuesta entrega de $1.5 millones de la mafia albanesa a la campaña electoral del actual mandatario. La Fiscalía General ha iniciado la investigación correspondiente y, por cómo ha actuado su titular, se puede confiar que será imparcial y efectiva.

No genera igual confianza la actitud de la Asamblea Nacional, controlada por UNES y el Partido Social Cristiano, empeñados desde hace rato en desestabilizar al país. Conclusiones desmesuradas, como la frustrada de traición a la Patria, no colaboran con el descubrimiento de la verdad, como tampoco lo hacen las amenazas del ingeniero Leonidas Iza convertidas en la espada de Damocles que pende sobre la democracia, la paz y tranquilidad del pueblo ecuatoriano, pues ha logrado convertir la violencia subversiva que él comanda, en la última instancia decisoria en la vida política del país. Los ecuatorianos vamos a estar atentos a que la justicia y no la violencia actúe y brille la verdad, conscientes de que la corrupción, animada por la impunidad, está poniendo en riesgo la propia supervivencia del Estado.