Síndrome

Hay agitación en los tendidos, como dicen algunos; lo cierto es que opiniones van y vienen tratando de explicar lo que pasa en la sociedad planetaria actual, cuando la insurgencia de las masas marca tendencias peligrosas. Los anglosajones denominan a estos movimientos ‘woke’, despertar y entrar en estado de alerta.

Los análisis mediáticos son ambiguos y no ofrecen más respuestas que las del sector  dominante. Esto no ayuda a buscar soluciones viables a la turbulencia social que avanza en el planeta. El presidente colombiano Iván Duque intuye en  una entrevista que hay un huracán que puede abrazar el planeta, que ocurrirá si no se solucionan los problemas de pobreza, empleo y se sigue fomentando odio.

 Las opiniones ‘ultras’ emergen en los medios. Ventajosamente, las ‘soluciones’ extremistas que proponen serían poco viables porque los crímenes políticos a la larga serían juzgados en cortes internacionales.

Del lado opuesto también hay visiones no muy distintas de los viejos dogmas igualitarios, que no han dado aparente solución a las sociedades en las que se aplicaron porque la libertad implica muchas cosas inherentes al humano consciente, que no admite excesivos controles a su vida aunque existan soluciones sociales logradas.

La sociedad actual reclama sus derechos y estará dispuesta a levantar su protesta de diferentes formas. Si no se produce un cambio sustancial a nivel global tendremos sociedades confusas y en conflicto.

Se pondera el modelo “democrático” y tenemos el ejemplo de Colombia, analizado recientemente por la periodista María Jimena Duzan. Describe cómo en ese país se mantiene la democracia eliminando a cada dirigente que no se someta al sistema clasista de una democracia de cartulina.

El planeta vive una insurgencia en la que las redes juegan un papel central, pero no se intuye en qué terminará todo, en tanto las fuerzas sociales no aceptan la democracia en ninguna de las vertientes existentes.