Sensatez y responsabilidad

Entre paros, feriado, guaguas de pan y momentáneo archivo de la “muerte cruzada”, según declaraciones de Guillermo Lasso, han transcurrido estos días, que son atroces si pensamos que la situación laboral, económica y política del país está seriamente afectada y no logra aún entrar en convalecencia. Cabe preguntarnos cómo va a mejorar si los grupos de presión son como el perro del hortelano: “ni comen ni dejan comer”. Son víctimas de un Alzheimer extraño porque solamente recuerdan lo que les conviene y olvidan lo que no les sirve para sus intereses.

Paralizar al país, destruir las carreteras, los bienes públicos o privados, obligar a los lecheros a derramar la leche, en medio de tanta necesidad y hambre, lanzar piedras, quemar llantas en un momento como el que vivimos, con un gobierno que apenas camina casi medio año y que heredó un Estado en terapia intensiva, no es sensato desde ningún punto de vista.

Quienes más se alegran irresponsablemente de los actos de estos tarambanas son los correístas que perdieron las elecciones y que deberían estar rindiendo cuentas de sus “maniobras” de 14 años frente a los destinos del país, pero hoy se solazan y piden la cabeza del presidente Lasso con la infame intensión de retornar a sus picardías.

Un “meme” en días pasados decía así: “no me gusta lo de los Pandora Papers, pero lo que más me disgusta es que reaparezcan los correístas como redentores del pueblo, cuando fueron sus lobos…”; y otro de esta manera: “no me importa lo que haya hecho Lasso con su dinero cuando fue banquero, sino lo que haya hecho Correa con la plata de los ecuatorianos cuando fue presidente”.

Mientras en las calles los manifestantes se disputan el protagonismo con piedras en mano y consignas en contra del régimen, Correa brinca en un pie desde las Europas, esperando que se caiga el gobierno y aun hace declaraciones desde sus condiciones de “redentor” sobre los errores de Lasso, de sus contactos con Nebot, de la “década ganada”, discursos que sacuden a sus seguidores y les vuelve pletóricos de nostalgia, como si no hubieran vivido sábado a sábado tanto insulto, show de tarimas, despilfarros de las arcas fiscales, contratación del 80% de médicos cubanos y venezolanos para los hospitales públicos y el IESS; en fin, desafueros de toda índole.

Ojalá esta tregua del feriado nos permita reflexionar en el beneficio de la duda para Lasso. Desde luego el país entero estará vigilante del accionar de este gobierno que deberá ser juzgado en su debido momento si pierde el norte o actúa indebidamente, pero hoy por hoy, merece el apoyo en el arreglo de un país destruido, que pese a ello tiene derecho a la paz y prosperidad para todos.