Señor Yunda: deje a Quito en paz

Cierto es: Yunda logró el 21,35% de votos y captó la alcaldía de Quito en 2019. Cerca, sus rivales: la correísta Maldonado (18,44%), el exalcalde Moncayo (17,74%) y Montúfar (17,05%). Descartando al correísmo, Moncayo y Montúfar con 35% de votos, más el resto de candidatos -16 en total- el 60,21% de electores no votaron por Yunda ni Maldonado (esencia de lo peor del correísmo, que tanto perjudicó a Quito desde tiempos de Barrera). Yunda se atreve a decir que es por sus votantes y que, para sacarle del cargo al que se aferra, “le deben ganar las elecciones”.

Quito vive una novela de terror. El Tribunal Constitucional de Pichincha dejó sin efecto la remoción de Yunda y rechazó la acción de protección que lo dejaba fuera de la alcaldía por “la vulneración de sus derechos constitucionales”. ¿Quién tiene la razón: El provincial o la Corte Constitucional? Un fallo previo, inapelable, del Contencioso Electoral (5 a 0) aprobó la remoción de Yunda. Pero éste parecía que sabía lo que sucedería con la decisión del provincial, que lo favoreció.

Entretanto, Quito se hunde, no hay obras (remiendos de baches en las calles), mientras Yunda hace visitas populistas a los barrios para inaugurar nada. Quito tiene la maldición de pésimos alcaldes en tres períodos (los peores de su historia: Barrera, Rodas y Yunda). Como esto va a seguir, la ciudad seguirá pudriéndose, como la peste que arrasó Guayaquil en tiempos de Hanna, Cali Bajaña y los Bucaram.

Quito debe protestar. Nunca gestionaron la ciudad personajes tan indignos como este alcalde y estos concejales. Se debe pedir a Yunda y a los 296.096 que votaron por él que dejen en paz a la otrora “Luz de América”. Debe dimitir del cargo al que se agarra, pensando en un futuro político que no tiene. No hay que olvidar que Yunda usa grillete, tiene un juicio en la Fiscalía por peculado, fue removido y sigue de alcalde. Junto a él y sus votantes, deben irse los concejales, por ineptos.

Entre éstos, hay los que repudian a Yunda pero, al inicio, lo apoyaban. Todos son cómplices del desastre que se presagiaba cuando el “rey de la radio chusca y el ecuavóley” llegó a la Alcaldía. ¡Reacciona Quito! ¡Que se vayan todos! La ciudad no aguanta más…