¿Se viene otra vez la mordaza?

Casi se había olvidado de que, durante diez años, la prensa fue amordazada, amenazada y multada por los caprichos del “rey de las sabatinas”, experto rompedor de periódicos cuando algo no le agradaba y con lengua muy vivaz y viperina para insultar a todos los periodistas y comunicadores.

Si algunos creían que el correísmo quedó desprestigiado por su actuación en el intento desestabilizador de junio, la evidencia es que se encuentra más vivo que nunca: su objetivo de adueñarse de la Asamblea surtió efecto. Un legislativo de a perro que, por los dislates léxicos y formales, se parece mucho a la historia de los “hermanos lelos”, tan bien caracterizaba por los “polivoces” en la televisión mexicana.

Pero estos asambleístas —aunque parezcan— no tienen nada de lelos. Sus objetivos son muy claros. En menos de lo que canta el gallo o en el tiempo que se posesionó como primera vicepresidenta su rostro más visible (televisivamente hablando), Marcela Holguín, se lanzó un informe de minoría con lo más punitivo de la ley original del correísmo, para recordar cuando Rafael Correa imponía insultos, multas y juicios a los “sicarios de tinta”, “mentirosos” y “prensa corrupta” —como les decía— que se atrevían a desafiar su sacrosanta palabra.

Qué se puede esperar ahora de esa mayoría de 75 asambleístas inútiles, que están esperando el menor descuido para adueñarse de todos los organismos de control: el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (que de participación, ciudadanía y control social no tiene nada) y luego apoderarse de la Fiscalía, la Contraloría, la Procuraduría, la Corte Nacional y -¿quién sabe?- hasta de la Presidencia…

No hay quién lo impida. El correísmo buscando el regreso a ese pasado “glorioso” (para ellos, estómagos agradecidos de aquellos tiempos) y los de Pachakutik, intentando aprovecharse de todo aquello que son concesiones de un gobierno muy debilitado, para lograr la impunidad de los delitos de odio y violencia ocasionados en el estallido de junio por sus socios de la Conaie.

Para consumar sus planes truculentos, estos asambleístas de a perro no dudarán en intentar imponer una ley de comunicación que retome los oscuros tiempos de las persecuciones, juicios, multas, responsabilidad ulterior y autocensura, que acabaron con la vida de muchos medios de comunicación, que no lograron impedir que el correísmo someta, imponga, presione y se publiquen contenidos que solo interesaban al poder. Total, si el “rey” quiere volver, para gobernar por 300 años…