Un país lastimado

Rosalía Arteaga Serrano

Cuando pienso en los últimos acontecimientos que han conmocionado al devenir nacional, incluyendo el accionar de la justicia, con sus diversos estamentos, con la serie de revelaciones que los casos Encuentro, Metástasis, Purga, Plaga han sacado a la luz, poniendo de relieve la envergadura de los casos de corrupción y los vínculos con el narcotráfico que contaminan la justicia y la política ecuatoriana, no puedo menos que sentir un tremendo dolor y concluir en que el Ecuador entero ha sido lastimado.

Cuando analizo los ataques que la delincuencia organizada, los carteles de la droga realizan en las calles de nuestro querido Ecuador, pero también en los centros de reclusión, con matanzas, con vendettas y retaliaciones, siento que se está hablando de otros países y no del nuestro, antaño considerado una isla de paz.

Cuando veo la burla a la justicia, con delincuentes que salen de las cárceles abusando de la institución del hábeas corpus, que luego evaden sus responsabilidades penales y civiles y hasta osan refugiarse en embajadas que también abusan de la institución del asilo, también pienso en que nuestro país aparece vapuleado, vejado, lastimado.

Cuando vuelvo a revisar las palabras del presidente mexicano haciendo mofa de las instituciones ecuatorianas, tomando pasajes de lo ocurrido en el Ecuador y refiriéndose en términos despectivos a las autoridades de nuestro país, también siento que nuestro país ha sido lastimado.

Cada declaración de los prófugos de la justicia a través de medios de comunicación internacionales, cada declaración de testigos en los juicios en los Estados Unidos demuestra hasta donde ha llegado la podredumbre en nuestro sufrido país, con un análisis que refleja que el Ecuador ha estado en determinado período gobernado por una gavilla de delincuentes que se adueñaron de los recursos del Estado y abusaron de la fe pública.

Todas estas situaciones han herido al país, a sus habitantes, de tal manera, que no es fácil la recuperación, pero sabemos que somos un país resiliente y que saldremos adelante en medio de las adversidades, del dolor, de las decepciones, con la cabeza en alto y sabiéndonos un pueblo que saca fortaleza aún de sus debilidades.