Rosalía Arteaga Serrano
Una de las tareas impostergables del gobierno que se inaugurará en las próximas semanas es la de sostener la dolarización, el régimen monetario que ha sido una especie de tabla de salvación frente a la inestabilidad y las veleidades políticas. La población sabe que la sostenibilidad de la dolarización es un imperativo.
El ingreso de dólares al país es indispensable para mantener viable esta solución que se encontró hace más de dos décadas, pero la fragilidad de la economía del país hace temer por la permanencia del sistema, sobre todo cuando las ventas petroleras han disminuido sustancialmente, el flujo de turistas disminuye por la inseguridad y no se atisban otros mecanismos de ingresos.
Probablemente una de las pocas salidas sea el desarrollo de la actividad minera a gran escala y responsable, dada la importancia que tienen los productos mineros en el mundo, con países ávidos por hacerse de la mayor cantidad de metales preciosos. En nuestro país se ha distorsionado el tema y se trata de privilegiar a la minería artesanal e ilegal, cuando sabemos ya las tragedias sociales y ambientales que van unidas a este tipo de minería, así como la manera en que sirve a la regularización de los dineros del narcotráfico.
Frente a este panorama, habrá que ver las medidas y estrategias que asuma el nuevo gobierno, que tiene menos de dos años para realizar actividades y enrumbar al país por nuevos derroteros.
El gobierno deberá pisar el acelerador a la efectivización y vigencia de los tratados de libre comercio ya encaminados a intensificar las relaciones entre nuestro país y otros como China, Corea y Costa Rica, a fin de aumentar el comercio y generar la tranquilidad que el pueblo espera.
El reto es enorme. Todos los ecuatorianos estamos atentos a ver qué hará el joven mandatario desde sus primeros días de gobierno para dirigir a este país complejo, rico en recursos pero también en conflictos.