Proforma 2024: Lo bueno, lo malo y lo feo

Rodrigo López S.

1.Transparencia: La proforma 2024 se presenta bajo un nuevo estandarte de transparencia, distanciándose del equipo económico del anterior Gobierno. La gestión actual del ministro de Economía y Finanzas adopta un enfoque valiente y honesto ante los retos económicos que enfrenta el Ecuador. Este cambio augura una era en donde la confianza prime, enfrentando una situación fiscal insostenible y abriendo la posibilidad de suscribir un programa económico con el FMI, que asegure ingresos para cubrir los requerimientos de liquidez de la economía.

  1. Optimismo desmedido por las necesidades de financiamiento: La proforma 2024 destila un optimismo que raya en la imprudencia. La emisión de bonos internos de $6.299 millones parece ignorar la liquidez menguante del mercado nacional. El IESS, como principal comprador, enfrenta un dilema: desinvertir sus reservas o contagiarse de una tensión financiera que puede extenderse a la banca pública permitiendo que los Gobiernos Autónomos Descentralizados paguen sus obligaciones con papeles y al mismo tiempo generando un costo de oportunidad en la inversión pública.
  2. Proforma Reducida a Trámite: la entrega del Presupuesto General del Estado a la Asamblea de a poco se va convirtiendo en mero trámite legislativo, que por mandatos constitucionales y legales imponen incrementos presupuestarios en salud y educación, sin alinearlos con la realidad económica (irresponsabilidad de legisladores, quienes deliraban por una mejor educación y salud sin mencionar una fuente de financiamiento para dichos propósitos). Esta situación desdibuja las capacidades reales de ejecución de los ministerios, sembrando semillas de futuros conflictos políticos relacionados con la subejecución presupuestaria que cuestionen la eficacia y eficiencia de sus administraciones.

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