Reír llorando

La ironía es descrita en el diccionario como: “Burla fina y disimulada. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. Actitud de desdoblamiento del espíritu, que acepta marginalmente la posibilidad de tesis contrarias a la que se sustenta”. Hay ironías que a pesar de ser patéticas son inofensivas. Alexander Von Humboldt, en su recorrido por nuestro país, allá por 1802, al referirse a los ecuatorianos nos describió como “seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”.

Definitivamente, hay burlas que no son tan finas ni tan delicadas ni hacen ninguna gracia, sino que son groseras expresiones de desvergüenza que no simulan nada, porque, al contrario, redescubren la mentira permanente a la que nos han sometido.

Eso se puede comprobar con lo ocurrido con un partido político que, a pesar de tanto escándalo acumulado durante los casi 20 años de estar en la palestra, mantiene su principio activo intacto. En efecto, desde las primeras sospechas de irregularidades cometidas al inicio de su gobierno, hasta los más recientes casos, cada vez que aparece un nuevo escándalo de corrupción siempre hay un correísta involucrado.

Don Alexander tiene toda la razón: los ecuatorianos somos seres raros y únicos. Claro que unos más que otros. Eso lo demuestra que a pesar de que el máximo líder tiene una sentencia de prisión en firme por peculado, que el ex vicepresidente está preso, que hay más de una veintena de exministros y exfuncionarios cumpliendo sendas condenas, que otros están asilados o fugados, que hay un sinnúmero de denuncias bajo investigación fiscal, que los asambleístas tránsfugas de otros partidos siempre encuentran refugio dentro de esas filas, no importa lo que ocurra, lo que aparezca o se denuncie, hay gran parte de los ecuatorianos que duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes.

 Hace poco un asambleísta de esas filas se jactaba ante sus pares y las cámaras de televisión que orgullosamente pertenecía a los Latin Kings, organización que fue reconocida legalmente por el Econ. Correa cuando fue presidente. Es el mismo asambleísta que aparece en una fotografía reciente disfrutando del buen clima de la Florida y de la aparente impunidad de su anfitrión. Esto ha causado tal revuelo que el partido político que le auspicia ha dado a conocer que su caso será examinado por el Comité de Ética, que tal parece que se va a inaugurar con este caso.

El carnaval del mundo engaña tanto,

Que las vidas son breves mascaradas;

Aquí aprendemos a reír con llanto

Y también a llorar con carcajadas.

 (Fragmento del poema “Reír llorando”, acerca del drama del cómico Garrik, del poeta Juan de Dios Peza)