Reino de Quito y Bicentenario

“El cuadro general de la vida cultural en el Reino de Quito anexado tras resistencia heroica y en términos honorísimos al imperio inca, nos lo ha trazado nuestro protohistoriador, el P.  Juan de Velasco”. Con esta introducción, el destacado escritor e intelectual  Hernán Rodríguez Castelo, quien fuera miembro de la Academia Nacional de Historia y de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, reconoce los estudios y aportes del Padre Juan de Velasco a la cultura milenaria de Quito.

“Mes a mes recorre el jesuita las fiestas de los Reyes de Quito”, dice Castelo y menciona el Raymi de diciembre, el Uchuy-pucuy, el Hatum-pucuy, el Paucar-huatay, y otras celebraciones  que llegaban mes a mes hasta el Capac-Raymi, caracterizado por un gran baile general y  la siembra del maíz.

Estamos todavía en mayo, ese del poeta quiteño Arturo Borja y sus versos inmortales: “Mayo en el huerto y en el cielo:/ el cielo rosas como estrellas; el huerto, estrellas como rosas…”.  Del Almuray  o fiesta de mayo, según el Padre Juan de Velasco,  se hacía el acarreo del maíz a los trojes  “acompañados de músicas y cantos en forma de procesión solemne”. Esta celebración  a la madre Tierra es sabiduría sobre el cuidado de nuestro patrimonio cultural y natural, fuente vida y alimento espiritual.

La Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit ha digitalizado la obra del jesuita Juan de Velasco, a quien las nuevas investigaciones le están dando la razón. En el Templo de la Patria, durante las celebraciones del Bicentenario, el general Paco Moncayo calificó a Quito como ciudad milenaria; esta acertada mención de nuestro origen quitu-cara es un marco de reconocimiento fundamental.

La libertad soñada por Quito y Espejo que llevó a Carlos Montúfar, comandante de los ejércitos quiteños y a otros patriotas criollos a dar su vida, es parte de nuestra identidad histórica. Somos unidad entre el legado ancestral y el espíritu y amor libertario de los criollos patriotas: “En sus diarios y cartas, Alexander von Humboldt menciona con gratitud y respeto a Juan Pío Montúfar”, lo reafirma el libro ‘El regreso de Humboldt’.

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