Progresismo

La izquierda es un conjunto de ideologías definidas, de irrenunciables principios y valores sociales, económicos, políticos y culturales. Su objetivo fundamental es la revolución para comenzar a construir el socialismo que imponga justicia social, igualdad, paz, derechos humanos y práctica de una nueva libertad que sea ejercida por todos y no por un puñado o grupos elitarios.

En estos tiempos se habla de una nueva izquierda que ha dejado en las entrañas de la ideología el concepto y praxis revolucionarios para que florezcan algunas ideas “pragmáticas” que han tomado el nombre de “progresismo” que, en su esencia, aún con bases de izquierda, se congratula de ofrecer a las masas mejores condiciones de vida con salarios más justos, sin que importe que millones de proletarios no tengan trabajo y peor aún  que, en el proceso, se haya perdido el significado real de la fuerza de trabajo desperdiciada y de la fuerza vital de la revolución.

Más grave es que el progresismo considere un triunfo aquello de convivir con el capitalismo y pretender modernizarlo, sin jamás cambiarlo o suprimirlo para construir un nuevo modelo social que cambie la vida de las masas, cuando se conduzca a compartir la riqueza de las naciones lograda por la clase trabajadora, que es “propiedad” de las clases dominantes.

El progresismo en sus diferentes manifestaciones, según el país, realidades, líderes y grupos que lo apoyan es distinto, de acuerdo con sus circunstancias y cambiantes necesidades políticas, sociales, culturales y económicas. Esta palabra política es propia de América Latina, porque ‘progresismo’ no existe en Europa, Asia, Medio Oriente, África u Oceanía.

El progresismo de izquierda es respaldado por partidos de izquierda que buscan apoyar los procesos y proyectos históricos.