¡Sin amilanarse!

Paco Moncayo Gallegos

Esa fue la proclama vibrante utilizada por Jaime Roldós, un joven presidente enfrentado a la incertidumbre de un conflicto armado con el Perú. ¡Ni un paso atrás!, fue la consigna de Sixto Durán, un mandatario entrado en años, en condiciones similares. El pueblo ecuatoriano respondió de manera unánime y ferviente al llamado de los dos líderes. Las Fuerza Armadas cumplieron profesionalmente su deber.

¿Fueron tiempos difíciles? Sí, pero la amenaza provenía de unas Fuerzas Armadas que, igual que las ecuatorianas, tenían valores, principios y defendían- desde sus tesis particulares- la integridad territorial. Ahora la situación es de distinta naturaleza y mucho mayor gravedad. La amenaza del crimen organizado afecta a la estructura misma del Estado, a su soberanía y, en particular a la sociedad, a nuestra niñez y juventud, víctimas primarias de la violencia y del negocio perverso de la droga.  En esta ocasión el Ecuador requiere de un liderazgo igual o superior a los de 1981 y 1995.

Sun-Tzu, el mítico estratega chino, sentenció que el general que conoce muy bien al enemigo, a sus propias fuerzas y al escenario del enfrentamiento, sería vencedor en cien de cien batallas. Es una enseñanza válida hoy como a lo largo de la historia. Se requiere conocer las fuerzas con las que cuenta el Estado y sus capacidades; se debe tener claridad en cuanto en contexto internacional, regional, vecinal y nacional en que se desenvuelve el conflicto; y, es de suprema importancia conocer al enemigo, ese monstruo de cien cabezas que es el crimen organizado, que ha logrado penetrar en los sectores más sensibles del aparato estatal.

Con un conocimiento realista de los tres factores, el objetivo político estratégico fundamental que se debe alcanzar es el desmantelamiento del estado mafioso; depurar  la estructura estatal que ha sido cooptada por las organizaciones criminales; desarticular  las redes de la narcopolítica; sanear a las instituciones de la seguridad nacional y hacerlo ¡Sin amilanarse! , y sin dar ¡Un paso atrás! Dura tarea para el joven presidente a la vez que histórica oportunidad para que deje escrito su nombre en la lista de los verdaderos estadistas de la historia del Ecuador.